Los cuencos de cuarzo son portadores de propiedades extraordinarias. Su sonido, como un susurro de la vida misma, lleva consciencia a cada célula y órgano del cuerpo, vibrando eternamente a una frecuencia particular.
Cuando un órgano goza de salud, su frecuencia vibracional danza en armonía con el conjunto; sin embargo, si esta melodía se perturba, la armonía se quiebra, dando paso a lo que conocemos como enfermedad. Al utilizar los cuencos de cuarzo, estamos interactuando con una forma cristalizada de consciencia. El cuarzo, manifestación de luz solidificada, tiene el poder de generar energía, almacenar información y transmitirla, lo que explica la potencia de su vibración, la cual nos ayuda a restaurar nuestra esencia vibracional.
Los beneficios son vastos: desde la relajación consciente y la reducción del estrés hasta la liberación de tensiones emocionales. Estos cuencos favorecen el sistema óseo, el nervioso central, el circulatorio y el muscular. Además, estimulan áreas del cerebro que inducen la secreción de endorfinas, esas benditas hormonas de sanación.
El tambor, por su parte, nos enlaza con el latido de nuestro corazón y el de la Madre Tierra. Su resonancia altera el sistema nervioso central y afecta la actividad eléctrica de diversas regiones cerebrales. El sonido del tambor, como un pulso vital, nos despierta, nos envuelve, exterioriza nuestras emociones, despierta nuestra creatividad y conecta con el primer chakra, asociado al elemento tierra.